Una epopeya poco conocida : El Piloto Pardo

«Cuando usted lea esta carta, o su hijo estará muerto o habrá llegado a Punta Arenas con los náufragos. No retornaré solo«.

En 1915, Ernest Shackleton, marino y aventurero inglés, consiguió fondos para dirigirse al Polo Sur en un barco llamado “Endurance”. Atrapado por los hielos, la embarcación fue triturada y hundida por el hielo. Con los botes salvavidas se refugia junto a sus 30 hombres en la isla Elefante, en el Mar de Weddel quedando totalmente aislados e incomunicados del mundo. En esas circunstancias, Shakleton decide salir a buscar ayuda, para lo cual preparan uno de los botes, que llamó “James Caird” en honor a uno de sus financistas de la expedición, de sólo 6,9 metros de eslora, con 6 hombres. Agregaron una tonelada de piedras en el fondo de la pequeña nave para que las gigantescas olas y los vientos no la volcaran. Recorrieron en ella 1.600 kilómetros, eligiendo como destino la isla Shettland del Sur por existir allí una estación ballenera británica y por tanto mayor posibilidad de ayuda.

Ernest Shackleton, marino y aventurero inglés.

Visité la réplica del “Caird”. Es realmente pequeño, (el original está en un museo de Inglaterra), sin duda una proeza sortear olas de 10 metros en vísperas del invierno por más de 1000 kms. Shackleton ya en tierra firme comienza a buscar ayuda.

La respuesta fue tibia en Argentina y Uruguay, mientras los marinos esperaban su llegada o la muerte en la Isla Elefante. El tiempo apremiaba. Llega a Punta Arenas y aparece su salvador : Luis Pardo Villalón “El Piloto Pardo”, (1882-1935) quién oficialmente autorizado por el mando de la Armada de Chile y acompañado de Shakleton, parte con la precaria Escampavía “ Yelcho” al rescate. La Yelcho, de sólo 36,5 metros de eslora, no tenía luz eléctrica, ni calefacción ni comunicaciones, sus marinos confiaban sólo en su Piloto para sortear los vendavales, los hielos y enormes olas del mar abierto, máxime cuando el invierno se acercaba. El 3 de Septiembre de 1916 el bravo Piloto Pardo llega Punta Arenas con todos los rescatados sanos y salvos, a los que libró de una muerte segura.

Réplica del “James Caird»

La noticia recorrió el mundo, Chile estaba en primer plano de la prensa mundial. El gobierno inglés le ofrece una suma de 25.000 libras esterlinas de recompensa al piloto Pardo. Este las rechaza diciendo: “Sólo cumplí con mi deber de marino Chileno”. El honor más grande para él fue que su hazaña se anotó e incorporó en su Hoja de Vida Funcionaria y leída en la Orden del Día de todos los barcos e instalaciones de la Armada de Chile a lo largo del país. El resto estaba de más.

Para mejor conocer al Piloto Pardo y sus sentimientos, se expone la carta que deja a su padre al partir al peligroso rescate:

“La tarea es grande, pero nada me da miedo: soy Chileno. Dos consideraciones me hacen hacer frente a estos peligros: salvar a los exploradores y la Gloria de Chile. Estaré feliz de lograr lo que otros no. Si fallo y muero, usted deberá cuidar de mi Laura y de mis hijos, quienes quedarán sin sostén ninguno a no ser por el suyo. Si tengo éxito habré  cumplido con mi deber humanitario como marino y como chileno. Cuando usted lea esta carta, o su hijo estará muerto o habrá llegado a Punta Arenas con los náufragos. No retornaré solo. Lo abraza Luis”.

El Piloto Pardo

En su recuerdo, siempre una Nave de la Armada lleva su nombre.
El Piloto Pardo se acoge a retiro y se jubila 3 años después, con la satisfacción del deber cumplido. En cuanto a Shakleton, con posterioridad a su fallida exploración organizó otra, muriendo de un ataque cardíaco en medio de ella. Está sepultado en las Falklands.

Agradecemos esta contribución que nos hiciera llegar don Marcelo Elissalde, Consejero Nacional Instituto O’Higginiano de Chile.