La reciente designación que la Casa de Moneda de Chile hizo a Margot Duhalde Sotomayor para figurar en un billete conmemorativo, invita a conocer detalles de la vida de la insigne piloto chilena.
A cien años de su nacimiento en Río Bueno, no podemos abstraernos de su memoria y empeño empleado en beneficio de la aviación y de la defensa de la libertad, por esta mujer que desafió los estereotipos de género de la época y que la hizo convertirse en una leyenda de la aviación latinoamericana, cuando agregó a sus alas de pasión, la profesión.
Norberto Traub Gainsborg
Instituto de Investigaciones
Histórico Aeronáuticas de Chile
Al abrir sus ojos por primera vez seguramente miró hacia el cielo. Y entonces se enamoró para siempre, incluso hasta la eternidad, de ese espacio alto, abierto, infinito y azul. Venía predestinada. Desde niña manifestó su espíritu inquieto y su actuar juguetón; y prosiguió activa durante todo el resto de su vida, aún sobre sus más de noventa años, cuando seguía viviendo independiente y nadando varias mañanas en la semana.
Nació en Río Bueno el 12 diciembre 1920, y luego de unos pocos días fue llevada al hogar de su familia, en el sector rural Trafún, en donde se juntan y se hacen uno solo los ríos Chirre y Pilmaiquén, donde su familia ejercía la agricultura. Hija de Maximiliano Duhalde Bahamondes y de Rosa Sotomayor Arriagada.
La primera tierra que pisó era riobuenina como también lo fue, el primer cielo que vio.
Sus estudios los realizó inicialmente en el Colegio Santa Cruz de Río Bueno, desde donde fue trasladada a Osorno, debido a su conducta, siguiéndolos en Osorno y finalmente en el Liceo N° 3 de Santiago.
Su compinche en el Colegio en Río Bueno era Odette Magnet Pagueguy, con quien protagonizó varios hechos que demostraban su carácter, y que relata en sus memorias. Lideraba a sus doce hermanos, no solo porque era la mayor; y a sus compañeras en el Colegio Santa Cruz.
La aviación la atraía de manera total, también porque el día que nació se cumplían exactamente dos años del 12 de diciembre de 1918, día en que Dagoberto Godoy Fuentealba, teniente de la aviación militar que realizó el primer cruce de la Cordillera de Los Andes, por su parte más alta, en un ligero monoplano. Por lo mismo, en homenaje a aquella proeza e hito de la aviación chilena desde 1956, cada 12 de diciembre se celebra el Día de la Aeronáutica Nacional. Ahora tiene agregado el nombre de una mujer. Lo hecho por Margot Duhalde constituye otro de los hitos humanos que deben enorgullecer a la aeronáutica chilena.
Margot Duhalde Sotomayor marchó literal y conscientemente a la Guerra, en Europa, para pelear bajo los colores de Francia, la tierra de sus antepasados paternos. Tenía poco más de 20 años; y era mujer.
Eran los años 40. Se hizo literalmente una mujer aguerrida. Recordaba que en Inglaterra eran como seiscientos pilotos, de veintiocho nacionalidades distintas, que transportaban aviones desde las fábricas hasta las escuadrillas de combate. Eran como 500 pilotos, de ellos solo cien eran mujeres; y ella era la más joven y la única latinoamericana. “Yo ya era piloto en Chile, pero pilotito no más, con casi nada de experiencia”.
Una piloto inglesa (Diana Barnato Walker, en su libro “Spreading my wings”, expandiendo mis alas) la recuerda: “Otro piloto fue Margot Duhalde, quien vino desde Chile para ayudarnos en nuestro esfuerzo de guerra. Ella siempre fue llamada afectuosamente Chile … era extremadamente bonita, oscura de pelo, pero de piel blanca y ojos claros. Cuando llegó, el jefe le dijo que no le sería posible hacer transporte de aviones si no hablaba inglés. Entonces se le permitió ir a trabajar a los hangares y fue justamente ese invierno, el del 41-42, el peor que tuvimos. Mientras yo estaba calentita en mis clases, la pobre Chile estaba muerta de frío en el hangar. Solía llegar en las tardes absolutamente cubierta de grasa y congelada. Pero ella estaba decidida a volar por Inglaterra y lo hizo. Aprendió bien poco del buen inglés y mucho del malo. Fue una eficiente y muy querida piloto y tuvo un excelente record. Ella sobrevivió hasta el final de la guerra”
Tuvo solo un hijo, Fernando Martínez-Conde Duhalde. Siempre le gustaron los animales. A sus vuelos de instrucción llevaba a su perro Niki, el que se acomodaba en el asiento de atrás y se ponía a dormir.
Cada vez que el piloto hacia una maniobra brusca, se despertaba. Entonces Margot retaba al alumno, diciéndole que Niki lo había acusado. Después volaba con su gata Catalina y su perra Kuky.
Recibió una gran cantidad de reconocimientos y aparece siempre en las recopilaciones sobre mujeres destacadas en la historia de Chile.
Era mujer de carácter. Un amigo la describió para una publicación como “mujer súper valiente, no sé a qué le puede temer miedo. Tiene personalidad, prestancia y defiende muy bien sus derechos, Pero ella misma reconocía que le tenía miedo a cualquier bicho. Una vez dispuso fumigar completo su departamento, “porque encontró una arañita”. Quien se lo iba a imaginar.
Cuando cumplió sus 80 años de edad, los celebró lanzándose en paracaídas, en el aeródromo de Castro. Y en los años siguientes siguió volando, aunque por norma debía hacerlo acompañada de algún piloto instructor.
En Río Bueno se le declaró Hija Ilustre y existe una población, la Villa Alejandro Magnet Pagueguy, donde su principal calle lleva su nombre, la que ella conoció y recorrió. Esa calle corresponde exactamente a la antigua cancha de aterrizaje Choncomilla, por lo tanto, por donde los aviones despegaban y aterrizaban. Otra calle lleva el nombre de Juan Bautista Gómez Sandoval, otro aviador local destacado.
Falleció en Santiago la madrugada del lunes 5 febrero 2018. Tenía 97 años de edad. Ese día voló hacia más allá de la vida y hacia más allá del cielo. Y así como nació en Río Bueno, también se quedó en su tierra y en sus aguas después de su partida. Sus cenizas fueron esparcidas en Trafún, donde se juntan los ríos Chirre y Pilmaiquén, lo que después se reúnen con el río Bueno, para seguir avanzando hacia el océano Pacífico, hasta donde deben haber llegado sus cenizas, porque a ella le corresponde estar como grande entre lo grande.
Margot Duhalde S. es una de los mayores orgullos de Río Bueno, comuna que la reconoció en vida y que mantendrá viva su memoria para las futuras generaciones.
Luis Reyes Álvarez
Alcalde de Río Bueno.
12 de diciembre de 2020
CARTA A MARGOT
Mi muy querida amiga,
Me parece increíble estar celebrando, este 12 de diciembre, el Centenario de tu nacimiento. Pensando que hace muy poco tiempo que emprendiste rumbo. Siempre te decía que tenías que vivir hasta los 100 años y tú te enojabas. Te faltó muy poco.
En esta oportunidad, contaré algo de lo mucho que hiciste por “Alas Andinas”. Además de ser Socia Fundadora de nuestra Agrupación de Mujeres Pilotos de Chile “Alas Andinas”, el 2 de julio de 1986, Directora, Presidente y finalmente Socia Honoraria, tu principal preocupación era motivarnos a volar.
Entre otras actividades, nos entusiasmaste y ayudaste, consiguiéndonos incluso combustible, para efectuar un hermoso e interesante Raid Aéreo hasta la ciudad de Arica. Inolvidable para todas las que participamos.
Convenciste a la Fuerza Aérea de Chile para que nos hiciera un Curso Especial de Reservistas. En el cual, no sólo incluiste a las Pilotos de Alas Andinas, sino también, otras Mujeres en la Aeronáutica, como algunas funcionarias de la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil). Tenías ese espíritu de inclusión de todas las mujeres relacionadas con la aviación.
Recuerdo que en un Stand de “Alas Andinas” en FIDAE (Feria Internacional del Aire y del Espacio), invitaste a visitarnos a mujeres del SEI (Salvamento y Extinción de Incendios, en Aeropuertos).
Yo creo que tu espíritu de participación procedía, en parte, del hecho de haber sido, por corto tiempo, Mecánica de Aviación en la A.T.A. (Air Transport Auxiliary) durante la Segunda Guerra Mundial, de lo cual tenías muy buenos recuerdos. Aunque, al principio, lo tomaste como “castigo”; pero después, consideraste “una oportunidad” el que te enviaran a aprender y trabajar en esa Sección como parte integral de tu profesión de Piloto. Tu conclusión, al respecto, fue que todas las Pilotos deberían saber Mecánica de Aviones.
Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, como integrante de la Fuerza Aérea Francesa, tuviste que hacer el Curso de Piloto de Planeador. E igualmente, opinabas que nosotras las Pilotos deberíamos hacer este Curso.
Por otra parte, cuando volábamos o compartíamos, notábamos el aprecio que te tenían los Controladores Aéreos, profesión que ejerciste por muchos años.
Igualmente, el afecto y reconocimiento de los Clubes Aéreos, varios de los cuales te nombraron Socia Honoraria. Entre ellos el Club Aéreo de Santiago.
Soy testigo del inmenso cariño que te tenían los socios y tus ex-alumnos del Club Aéreo Cerro Sombrero, de Punta Arenas, donde fuiste Instructora de Vuelo por mucho tiempo.
También, fuiste Directora de la Federación Aérea de Chile, en representación de la XII Región.
Tu tremenda experiencia se manifestaba espontáneamente. Nosotras la disfrutamos y estaremos siempre muy agradecidas y orgullosas de que con tus grandes méritos te haya interesado ser parte integrante y fundamental de nuestra Agrupación.
Raquel Orietta Rodríguez Gaune
Presidente
Agrupación de Mujeres Pilotos de Chile “Alas Andinas»
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Nacida el 12 de diciembre de 1920, en Río Bueno, Provincia de Valdivia. Hija de don Maximiliano DUHALDE Bahamonde, un agricultor de Trafún, de ascendencia vasco francesa y doña Rosa SOTOMAYOR Arriagada.
“¡Ah, mi niñez! Puedo decir que fui una niña muy feliz, acompañada además por una familia numerosa. Era la segunda de doce hermanos, de los cuales actualmente sobrevivimos siete, de las cuales ahora resulto la mayor. A continuación vienen Rosa, Aurora, Alfonso, que es agricultor en la zona sur, Francisco, que es piloto igual que yo y, por supuesto, las mellizas Arlette e Ivette, que viven hace varios años en Estados Unidos”.
A parte de nacer en el Día de la Aeronáutica Nacional, Margot recordaría que: “A veces pienso que el inicio de mi larga carrera de aviadora comenzó justamente en el vientre de mi madre, cuando yo tenía algunos meses de gestación. Me parece que ella fue una de las primeras mujeres que voló en Chile y lo hizo en Río Bueno con uno de los precursores de la aviación nacional, el conocido piloto David Fuentes.
Según contaba ella misma, en esa oportunidad voló el juez, por ser la autoridad de la comarca y a continuación lo hizo ellas. Cuando aterrizaron un perro se atravesó delante del avión y se rompió la hélice, con lo que se terminaron los vuelos programados para ese día”
Realizó estudios primarios en las monjas de la Santa Cruz de Río Bueno y luego en el Liceo de Osorno, donde la “aguantaron un año interna y el otro externo”, según relatara la propia Margot, años más tarde.
Entre algunos de los vivos relatos escolares en Río Bueno, que recordara Margot, años más tarde, hacía referencia a su primer contacto directo con un avión, en los siguientes términos:
“…una vez durante esas aburridas horas de clases en cuarta preparatoria, escuché un ruido familiar que casi me hizo paralizar el corazón: ¡un avión!… que pasaba muy bajo sobre mi colegio y que me hizo pensar por alguna razón, que estaba en dificultades. Entonces, sin pedir permiso, salí corriendo a la mayor velocidad posible, en dirección donde suponía que se había dirigido el avión, un potrero cercano a una de las plazas. No me había engañado la intuición: ¡allí había un avión aterrizado y entero! Es difícil explicar la sensación que experimenté, solamente recuerdo que la emoción no me dejaba hablar. Toqué el avión por todos lados, como acariciándolo, seguí al piloto lo más cerca que pude, admirándolo y envidiándolo en una extraña mezcla de sentimientos, pero no me atrevía a hablarle por una especie de timidez increíble, algo muy extraño por mi carácter.”
Otro registro general de niñez y de su carácter, sea uno publicado en una entrevista que la revista ZigZag le hiciera en marzo de 1940, donde señalaba que “…hasta los once años fue campo de mis pequeñas maldades la ciudad de mi nacimiento, por la que guardo como es natural, un cariño entrañable. Hice mis preparatorias en un colegio de monjas del lugar, las monjitas eran tan buenas, como lo son todas ellas, pero yo no debo haberme portado muy bien en un tiempo, porque estuve separada de las clases una temporadita. Muy luego, por suerte, me levantaron el castigo, y desde ese día no volví a dármelas de revoltosa.”
Tras continuar las humanidades por dos años en el Liceo de Osorno, fue enviada a Santiago, donde ingresó como alumna interna, al Liceo Nº 3 de esta ciudad.
“Me sentía muy sola en la capital, porque no conocía a nadie y sentía que las personas eran distintas a mi acogedora gente del sur, donde casi todas las familias se conocían.
Mi tristeza duró hasta que me hice de nuevas amigas y comencé otra vez con mis diabluras. Lo peor eran las profesoras, más estrictas que en los otros colegios donde había estado.
Sobre todo doña María Castro, profesora de Ciencias Naturales, parece que conocía mis escondites favoritos porque siempre me descubría, además, nunca dejó de enterarse acerca de mis arrancadas a Los Cerrillos para ver a mis queridos avioncitos” Como Margot manifestara desde muy corta edad, el sueño de querer ser piloto, una vez que se encontraba en Santiago, les insistió a sus padres su deseo, quienes le dilataron el tema hasta el día que los pudo convencer.
Cumplidos los 16 años de edad y acompañada de su padre, concurrieron a la oficina del Club Aéreo para inscribirse como socia y realizar su ansiado curso de piloto civil. Con horror, descubrió que entre los requisitos estaba el tener un mínimo de 20 años de edad.
Como su contextura era de una mujer alta y maciza, y tras mirar suplicante a su padre, le dijo a la secretaria que ella cumplía con los requisitos exigidos y que iría por el certificado médico que también le exigían.
“Mi emoción fue aún mayor cuando recibí la siguiente comunicación:
Santiago, 24 de agosto de 1937
Señorita
Margot Duhalde Sotomayor
Manuel Infante 1712
Presente
Estimada señorita:
Me es grato poner en su conocimiento que el Directorio, en su sesión de ayer, ha aceptado su solicitud para ingresar como socio cooperador a nuestra institución.
Hemos escrito su estimado nombre en nuestro Libro de Registro, bajo el Nº 367 y le rogamos se sirva pasar por nuestra secretaría a darnos su firma
Saluda muy atentamente a usted
CLUB AÉREO DE CHILE
Manuel Francke M.
Comodoro del Aire
Presidente
Era así, como ya a partir del 6 de enero de 1938, le fue asignado su primer instructor de vuelo, el teniente René González Rojas, luego al mes siguiente, desde el 3 de febrero; al Capitán de Bandada,
Washington Silva Escobar, quién la “largó” sola a volar el día 23 de febrero. Desde aquí en adelante, la felicidad para Margot fue completa, con lo que con gusto cumplió todas sus horas de vuelo e instrucción.
Tiempo más tarde, y tras haber rendido su examen de piloto ante la comisión designada, el 30 de abril de 1938, Margot recibía su brevet de Piloto Civil en el Club Aéreo de Chile, hoy “Club Aéreo de Santiago”, convirtiéndose en la tercera aviadora del país, después de Graciela Cooper Godoy y Viola Blackburn Melin.
En 1939, con ocasión del terremoto que afectó a la ciudad de Chillán se acercó como voluntaria a la gente de la Fuerza Aérea de Chile que estaba operando desde el aeródromo de San Ramón, cooperando activamente no sólo como Piloto de un avión Gipsy Moth utilizado en el lanzamiento de panfletos con comunicados a la población, sino que también en el cuidado y embarque de heridos.
La vida de aviadora pasaba, cuando estallaba ese mismo año, lo que sería la segunda guerra mundial.
Enterada que en Santiago se había formado un Comité para buscar voluntarios, decidió colaborar con la “Francia Libre”, -tal como el general De Gaulle denominó al gobierno francés en el exilio, que se instaló en Londres como consecuencia de la ocupación alemana del territorio francés- y se apresuró por acudir e inscribirse. De regreso, les contó a sus padres que había obtenido un trabajo como piloto en Canadá, sin ellos saberlo, Margot partía rumbo a Inglaterra con sólo 13,45 horas voladas.
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
El 11 de abril de 1941, viajaban trece voluntarios rumbo a Mendoza desde donde tomarían el tren a Buenos Aires. Dos mujeres integraban el grupo, siendo una de ellas Margot. Luego casi a fines de mes, se embarcaban voluntarios chilenos y argentinos en el vapor RMS RANGITATA para ir rumbo a Montevideo desde donde seguirían viaje a Inglaterra para enrolarse en las Fuerzas de la Francia Libre que encabezaba el General Charles De Gaulle.
Hay que señalar que estos viajes de Ultramar, eran en sí durante la Segunda Guerra una aventura incierta, pues muchos de las naves que surcaban hacia Europa corrían un riesgo alto de ser hundidas por submarinos.
Debido a que las Fuerzas de Aire y Tierra de la Francia Libre operaban en un país ajeno y en condiciones disminuidas por la guerra, el orden y las órdenes jugaban algunas veces en contra de los deseos. Es así, que al poco tiempo de su arribo, Margot descubrió que había sido aceptada como piloto, porque pensaron que era hombre. Su enrolamiento realizado en Santiago de Chile, aparentemente decía Marcel y no Margot. Los franceses sólo le ofrecían un puesto de Asistente de Hospital o en la cocina, situación que nuestra flamante piloto, rechazó tajantemente. ¡Ella había ido a prestar servicios o a luchar desde el aire!
Todos estos malos entendidos, sumado al desconocimiento del idioma inglés por parte de Margot, jugaban en su contra, por lo que tuvo que esperar casi cuatro meses antes de poder ser admitida para ingresar a servir en el Air Transport Auxiliary (ATA).
En agosto de 1941 fue comisionada al Air Transport Auxiliary (A.T.A.) de la Real Fuerza Aérea (R.A.F.), como Cadet-Pilot en el Aeródromo de Hatfield, donde funcionaba la Elementary Flying School. “En cuanto llegamos a Hatfield fuimos conducidos a la oficina de la comandante Pauline Gower, por Miss Curtis, la oficial quien una vez que nos presentó se retiró para que explicáramos el motivo de nuestra visita. Como Miss Gower no logró entender el idioma de nuestras manos, preguntó si hablábamos francés y, ante la respuesta afirmativa, hizo llamar a una cadete francesa para que hiciera de intérprete y a una instructora de vuelo para que me examinara.”
AIR TRANSPORT AUXILIARY (A.T.A.)
Es importante explicar para esta reseña, lo que fue la A.T.A., ya que era una organización civil militarizada encargada de transportar los aviones, tanto para la Real Fuerza Aérea (RAF) como los de la Fleet Air Arm (FAA- Rama aérea de la Armada británica) que salían desde las fábricas hacia las unidades de mantenimiento y las escuadrillas de combate. Para su organización contó con personal altamente especializado de la British Overseas Airways Corporation (B.O.A.C.), quienes, junto a confeccionar los libros de ayuda de pilotos, -llamados “White covers”, por el color de sus tapas- (estos contenían información de cada avión que operaba la ATA) y el “Ferry Pilot Notes”; elaboraron además los programas teóricos y el práctico de vuelo, con que operaban los “Ferry Pilots”.
EL INGRESO AL AIR TRANSPORT AUXILIARY (A.T.A.)
“Mi primer día en el aeródromo fue horrible, porque no sabía qué hacer, ni con quién hablar. Al mediodía tenía mucha hambre y no sabía cómo conseguir almuerzo, pero por suerte una oficial me invitó, por señas, a almorzar y solucioné mi problema. Al día siguiente comenzaron las clases y allí encontré a otras dos mujeres y tres hombres vestidos de civil que eran alumnos igual que yo. La instructora de navegación era la First Officer Patterson, una de las pilotos con más experiencia de vuelo, según supe después. Empezó por preguntar nuestros nombres y cuando llegó mi turno, pronuncié el mío como de costumbre, por lo que ella no entendió nada y me pidió que lo escribiera en la pizarra, después de pensarlo por algunos segundos, me preguntó si tenía otro nombre, a lo que contesté negativamente. Entonces dijo: ya tenemos otra Margot en la escuadrilla, por lo tanto te llamaremos Chile. Así fui conocida, por “CHILE”, durante toda la guerra y aún me llaman así cuando asisto a las reuniones anuales.”
Luego el 2 de febrero es destinada al Elementary Flying Training School (E.F.T.S.) de White Waltham cerca de Maidenhead, Berkshire, y más tarde al aeródromo Luton en Bedford. El 5 de abril se suspende su instrucción de vuelo y es enviada por tres meses a los hangares, como ayudante mecánico, para que perfeccione el idioma inglés durante algún tiempo.
Con fecha 9 de julio de 1942 vuelve al Relief Training Ground de Barton-le-clay y luego nuevamente al aeródromo Luton, hogar del Nº5 Ferry Pool del Air Transport Auxiliary (A.T.A.), en donde se gradúa de Piloto Clase 1, quedando capacitada para volar toda clase de aviones livianos de un motor, ascendiendo al grado de Third Officer en el A.T.A.
El 20 de agosto de 1942 es destinada como Piloto Taxi (transporte de pilotos), al 15 Ferry Pilot Pool en Hamble-le-Rice, localidad bastante cercana a Southampton, en donde tendrá la oportunidad de volar aviones Argus.
El 17 de septiembre de 1942 es destinada al Nº 5 FPP (Ferry Pilot Pool) de Luton para Ferry de aviones monomotores livianos.
El 9 de octubre de 1942, es enviada a la base del Nº1 FPP (Ferry Pilot Pool) al Advanced Flying Training School (A.F.T.S.) de White Waltham para un curso de aviones de caza. Allí estuvo poco tiempo y debido a las condiciones atmosféricas de ese año, no pudo volar mucho.
El 22 de febrero de 1943, es destinada al Nº 6 FPP (Ferry Pilot Pool) de Ratcliffe, cerca de Leicester, como Piloto de Transporte de aviones de caza.
El 15 de marzo de 1943 regresa al Advanced Flying Training School (A.F.T.S.) de White Waltham para un curso de bimotores Iivianos y pesados. Vuela aviones bombarderos bimotores Airspeed AS.10 Oxford y Vickers Wellington.
Terminando el curso regresa en septiembre a su unidad como Piloto Clase 4, es decir, facultada para pilotar toda clase de aviones de uno y dos motores, a excepción de algunos aviones triciclos pesados.
Es ascendida al grado de First Officer.
Un año más tarde, el 1 de abril de 1944, regresaría una vez más al A.F.T.S. de White Waltham para elcurso de Four Plus (+4), en bombarderos livianos Hudson Mk. I y Armstrong Whitworth A.W.41 Albemarle. Tras un arduo entrenamiento de casi veinte días en los que casi no dormía, aprueba rotundamente su capacitación y queda lista para volar todos los aviones, tanto ingleses como americanos de uno y dos motores, convencionales y triciclos.
“Un par de meses después de haber terminado mi curso de Four Plus, una mañana al acercarme a Operaciones para retirar mis órdenes de vuelo de ese día, me encontré con la desagradable sorpresa que una de las órdenes era para un Albemarle, aquel avión triciclo inglés, que tan malos recuerdos me había dejado, al accidentarme antes de obtener mi categoría de 4+. Las otras eran: una para un Tempest y la otra para un Ventura. Partí con la sensación de mariposas en el estómago porque volar nuevamente un Albemarle no me hacía ninguna gracia, pero no podía admitir que ese avión me daba miedo, menos frente al cadete que asignaron como ayudante. Ese pequeño monstruo sabía todo, tanto del Albemarle como del Ventura, por lo que con él no necesitaba consultar mi “Ferry Pilot Notes” ni el “White covers note”.
En la madrugada del lunes 7 de mayo de 1945, en los cuarteles del Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada (SHAEF) en Reims, Francia, el jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las Fuerzas Armadas alemanas (Oberkommando der Wehrmacht, OKW), representando las Fuerzas Armadas de Alemania firmaba la rendición incondicional y el día siguiente era bautizado como el Día de la Victoria, con ello la guerra llegaba para ella a su fin.
Así, terminada la guerra y con fecha 30 de noviembre de 1945, fue desmovilizada de su comisión en el Air Transport Auxiliary (A.T.A.) iniciando el regreso a la Fuerza Aérea de la Francia Libre (F.A.F.L.)
REGRESO A CHILE
Será a fines de septiembre de 1947, cuando Margot regresará a Chile, tras analizar lo que podría hacer de su vida, ya que, en la Europa de aquellos días de postguerra, era casi imposible conseguir trabajo volando, y más aun siendo piloto mujer.
“En Los Cerrillos me esperaban mis padres, algunos de mis hermanos, que eran casi desconocidos para mí por haber dejado de verlos cuando eran jóvenes, algunos curiosos y periodistas que nunca faltaban. Entre los curiosos estaba un piloto de la LAN, a quien había conocido antes de partir a la guerra cuando era un suboficial de la FACH.
Como único saludo me preguntó cuántas horas de vuelo tenía, al contestarle, me dijo: ¡Bah, yo tengo más! Y se alejó dejándome con la rara impresión que no sería bien recibida en el gremio de pilotos.”20 Tal como lo había pensado, no le fue inicialmente tarea fácil el conseguir un trabajo como piloto, pues en esos días era casi una tarea privativa para los hombres, no importando la vasta experiencia con que Margot contara. Pero la suerte que había acompañado a esta decidida piloto, estaría pronto de su lado, es así que en octubre ya contaría con una propuesta de trabajar como piloto privado del señor Julio Menéndez Préndez, vicepresidente de la Compañía Chilena Naviera Interoceánica, quien tenía un avión Percival Proctor, que se había usado durante la guerra para entrenar radiooperadores y que posteriormente se había adaptado como cuadriplaza ejecutivo, y en el cual ella ya tenía alguna experiencia.
Su labor consistía en llevar a su jefe dos veces a la semana hasta El Belloto, desde donde el continuaba viaje a Valparaíso para asistir a las reuniones que demandaba la compañía naviera.
Tras pocos meses de trabajar para este distinguido empresario, le confiesa en uno de los vuelos que estaba formando una pequeña línea de “Taxis Aéreos” tal como existía en los Estados Unidos y Europa, de la cual le ofrece ser uno de sus futuros pilotos.
Es así que de ser la piloto privada ingresa en febrero de 1948 como Piloto de la nueva Línea LIPA-SUR, siendo más tarde la primera mujer nombrada Comandante de Aeronave de una Línea Aérea Comercial, al obtener su licencia de piloto de transporte.
Los primeros vuelos se realizan entre Puerto Montt y la isla de Chiloé, recalando en Ancud y Castro. Ella junto a otro piloto, Juan Muñoz Urzúa, quien era además uno de los cuatro socios y Gerente de la empresa, pilotearán un anfibio Republic RC-3 Seabee y un avión De Havilland DH-89 “Dragon Rapide” con capacidad de 3 y 6 pasajeros.
“Ser piloto de LIPA-SUR no sólo era volar el avión, sino que además había que subir y bajar maletas, cargar aceite, ayudar a llenar los estanques de combustible, etc., tareas en las que los pasajeros solían ayudarme. Un día en que un elegante y joven diputado viajaba como mi pasajero, se ofreció muy galantemente para rellenar uno de los estanques de aceite, pero ya sea por desconocimiento o por descuido, se paró contra el viento fuerte que soplaba en ese instante y empezó su tarea de recarga, resultado es que se bañó de arriba abajo con aceite, estropeando totalmente su elegante terno. Yo sin saber qué decir en ese momento, solo atiné a un: “no ve lo que le pasó por intruso… ”
La empresa se fue haciendo conocida y respondiendo a un imperativo de la época, comenzó a adquirir nuevos aviones ampliando sus servicios ahora desde Santiago a Temuco, con escalas en Los Ángeles, Traiguén y Angol dos veces por semana. Pero cuando comenzó a crecer, la Línea Aérea Nacional (L.A.N.), vio en ella un peligro, por lo que rápidamente se opuso a sus vuelos e hizo valer su monopolio en el país, obligando a LIPA-SUR, a restringir los gastos y despedir personal. Entre los recortes de personal de la compañía, estuvo Margot, quien con fecha 12 de mayo de 1949, recibió la siguiente nota de parte del Gerente de Operaciones:
“Sentimos comunicarle que, debido a la forzada paralización de las actividades de LIPA-SUR, motivada por el invierno y por haberle denegado la Línea Aérea Nacional autorización para volar, en esa época, a Ovalle y La Serena, nos vemos obligados a restringir nuestros gastos y, por lo tanto, a reducir nuestro personal de planta. En tal situación y seguros de que Ud. comprenderá nuestra inconfortable posición, nos vemos en la dolorosa necesidad de poner fin a sus servicios como piloto de planta de la empresa, a contar del vencimiento del plazo legal correspondiente.
De convenir a sus intereses, no tendríamos inconveniente, llegado el caso, en utilizar sus servicios, a razón de un tanto por viaje o por hora de vuelo. Agradeciéndole, muy sinceramente, la valiosa y desinteresada cooperación que, en todo momento, nos ha brindado y ciertos de que apreciará las razones de nuestra determinación, nos suscribimos de Ud., como SS.SS.SS p.p. Línea Aérea del Pacífico Sur Ltda. Juan Muñoz U., Gerente«
AVIONES PILOTEADOS POR MARGOT DUHALDE DE ACUERDO A SUS BITÁCORAS
Monomotores
Aeronca, Auster AOP Mk V, Avro Tutor, Bolton Paul Defiant Mk I, Blackburn B-24 Skua Mk III, Cessna 140, 150, 172,182, Curtiss SO3C Seamew Mk I, De Havilland DH.60 Gipsy Moth, De Havilland DH.60 Cirrus Moth, De Havilland DH.82 Tiger Moth, De Havilland DH.82B Queen-Bee, Douglas A-24B Dauntless, Hawker Hart, Hawker Hind, Hawker Hector, Hawker Hurricane Mk I, Hurricane Mk II, Hurricane Mk IV, Hawker Typhoon Mk Ib, Hawker Tempest Mk II, Hawker Tempest Mk V, Fairchild Argus Mk I, Fairchild Argus Mk II, Fairchild PT-19, Fairey Swordfish Mk II, Fairey Battle Mk I, Fairey Albacore Mk I, Fairey Fulmar Mk I, Fairey Barracuda Mk V, Fairey Firefly Mk I, Fouga CM.170 Magister, Grumman F6F Hellcat, Grumman TBF Avenger Mk I, Miles Magister Mk I, Miles Martinet, Miles Master Mk I, Miles M28 Mercury, Nord 1200 Norécrin, North American AT-6 Harvard Mk II, North American P-51 Mustang Mk III, North American P-51 Mustang Mk IV, Percival Proctor Mk IV, Piper PA-28-140 Cherokee Six, SFCA Peyret Taupin, Stinson Reliant, Supermarine Spitfire Mk IIc, Supermarine Spitfire Mk IV, Supermarine Spitfire Mk Vb, Supermarine Spitfire Mk Vc, Supermarine Spitfire Mk VI, Supermarine Spitfire Mk VII, Supermarine Spitfire Mk VIII, Supermarine Spitfire Mk IX, Supermarine Spitfire Mk XI, Supermarine Spitfire Mk XII, Supermarine Spitfire Mk XIV, Supermarine Spitfire Mk XV, Supermarine Spitfire Mk XVI, Supermarine Spitfire Mk XIX, Supermarine Spitfire Mk XXII, Supermarine Walrus Mk I, Supermarine Walrus Mk II, Supermarine Seafire Mk III, Supermarine Sea Otter ABR Mk I y Taylorcraft Auster.
Bimotores
Airspeed AS.10 Oxford Mk II, Armstrong Whitworth A.W.41 Albemarle, Armstrong Whitworth A.W.38 Whitley, Avro Anson Mk I, Beechcraft C-45/D 18 Expeditor, Bristol Blenheim Mk IV, Bristol Type 156 Beaufighter, Bloch MB 210, Bristol Beaufort Mk I, Caudron Goéland NC 702, de Havilland Dominie, de Havilland DH.98 Mosquito Mk II, de Havilland DH.98 Mosquito Mk IV, de Havilland DH.98 Mosquito Mk VI, de Havilland DH.98 Mosquito Mk VII, de Havilland DH.98 Mosquito Mk XVI, de Havilland DH.98 Mosquito Mk XXV, de Havilland DH.98 Mosquito FB Mk XXVI, de Havilland DH.98 Mosquito NF Mk 30, de Havilland DH.89 Dragon Rapide, Caudron C.440 Goéland, Douglas C-47 Dakota, Douglas A-20 Boston Mk IV, Handley Page HP.52 Hampden, Lockheed Hudson Mk III, Lockheed Ventura Mk I, North American B-25 Mitchell Mk II, SNCAC Martinet 701, Handley Page HP.52 Hampden, Vickers Warwick Mk III, Vickers Wellington Mk II, Vickers Wellington Mk X y Vickers Wellington Mk XIII.
Cuadrimotores (Copiloto)
Avro Lincoln B Mk II, Avro Lancaster B Mk I, Consolidated B-24 Liberator Mk VIII, Handley Page Halifax VI y Boeing B-17.
A la fecha de esta investigación, los registros que presentaba Margot Duhalde en la D.G.A.C., corresponden a un poco más de 12.500 horas de vuelo.
Esta publicación es un extracto simplificado del importante trabajo titulado «Margot Duhalde Sotomayor. De Río Bueno a los cielos del mundo», de Norberto Traub Gainsborg, del Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile y Presidente en Corporación del Patrimonio Histórico Aeronáutico y Espacial de Chile.