CULTURA Y FOLKLORE

Por Pedro Banoviez
Formado en Antropología Social en la Universidad de Chile
Fundador de la Corporación Cultural Nuevo Horizonte de Paine
Ex Profesor e investigador en Historia de Chile Contemporáneo (UMCE).
Ex Director del periódico El Colono, de Traiguén.
Ex Director de Extensión Cultural y Comunicación Social, Universidad de La
Frontera, Temuco.

Cuando se habla de “cultura” o lo “cultural”, estamos frente a una polisemia, o sea, frente a una palabra que tiene varios significados. Hay tres grandes dimensiones semánticas, de significado, del término “cultura”, dentro de las cuales a su vez hay algunas variaciones.

La cueca (Chile central)

El primero es un nivel que podríamos llamar planetario, donde “cultura” aparece contrapuesto a “naturaleza”, lo natural, por un lado, lo que es propio de la naturaleza de las cosas, lo cultural por otro lado, todo lo que ha sido hecho por el hombre. Allí nos encontramos con la agricultura, o sea, la cultura agrícola; la mano cultura, todo lo que es producido, lo que no es heredado de la naturaleza. También hablamos de ideo cultura, todas aquellas manifestaciones del pensamiento, las creencias, las costumbres.

Un segundo nivel de uso del término “cultura” es el que podríamos llamar de la sociedad. De acuerdo a este, “cultura” es todo lo que es transmitido de generación en generación en una comunidad o en una sociedad determinada y que identifica a esta. Se trata, entonces, de una idea caracterizada por la transmisión generacional y la identidad. Aquí entra el folklore, lo tradicional, lo identitario en un sistema social concreto. Como una sociedad es un sistema, desde el otro lado de la medalla, los sistemas forman parte de sistemas mayores o suprasistemas, pero también cuentan en su interior con subsistemas. Si tomamos, por ejemplo, la sociedad y cultura chilena como un sistema, este forma parte de un sistema mayor, como puede ser el supra sistema de todas las sociedades castellano parlantes de América. Mientras que hacia su interior hay subsistemas, llamados también subculturas, como son las distintas tradiciones locales, regionales o de determinados conjuntos de personas dentro de la sociedad. Allí encontramos las subculturas de los mineros, de los pescadores, de los huasos, etc.

Una chingana

Hay también un tercer nivel en el que se usa la palabra “cultura”, que podríamos llamar “de las personas” por ser independiente de una sociedad determinada. Se trata del cultivo de expresiones intelectuales y artísticas que trascienden el condicionamiento social. Surge entonces la apreciación de un patrimonio que trasciende las sociedades. Allí encontramos la música, la literatura, la filosofía, las humanidades en general.

Dentro de este nivel también está todo lo que podemos considerar como innovación, que responde a la creatividad de las personas. Como esta creatividad al surgir de una o más personas no es algo tradicional, puesto que no ha sido traspasada de una generación a otra, cuando es asimilada por la sociedad, recién entonces pasa a ser un elemento cultural, en el sentido de que forma parte del patrimonio que se transmite de una generación a otra. El folklore, por lo tanto, es una parte de la tradición, de la cultura de un pueblo determinado. Aquello que es creatividad personal o grupal que se inspira en el folklore está en el último nivel mencionado, el de la creatividad, a la espera de ser asimilado por la sociedad. Si ello ocurre, y la innovación pasa de una generación a otra, entonces pasará a formar parte el folklore, de la tradición, de la cultura en el sentido identitario de una sociedad.

Clases de cueca
Noche buena en La Cañada
Huasos en La Victoria, Paine
Huasos en La Victoria, Paine